Si en el artículo anterior vimos que las manifestaciones de infidelidad sexual involucraban generalmente al cuerpo, las de índole virtual no implican un contacto físico con otros entes, personas o animales. Este tipo de "infidelidad" podría ser visto no como tal, sino como un indicio de que algo malo se aproxima para la víctima -en otras palabras, la persona que le van a poner los cuernos- o bien como una especia de infidelidad parcial.
Las manifestaciones virtuales de infidelidad tienen que ver cuando el individuo o individua que está comprometido con una persona o personas en un vínculo afectivo, se imagina en su mente, teneindo una manifestación sexual con otra persona, ente o animal. Así mismo, cuando alguien tiene sexo por internet con otra persona o personas, ya sea a través de chat o video e inclusive cuando alguien tiene sexo telefónico con alguien fuera de su relación actual. ¿Se les ocurre más? A mi no. Lo que sí se me ocurre son variaciones de la misma clase. Por ejemplo, cuando alguien está en plena actividad sexual con su pareja o parejas y se imagina que está practicando sexo con otra persona, ente o anima, entonces podríamos decir que es una infidelidad virtual. Cuando un sujeto o sujeta se masturban pensando en alguien ajeno a su relación sentimental también entra dentro de ese ámbito, etcétere, etcétera.
Lo importante aquí, con respecto a este tipo de infidelidad, es que la tecnología está permitiendo cada vez más la proliferación de esta variante haciéndola más y más común, obligando de esta forma, a las esferas sociales a replegarse en cuanto a sus definiciones de lo que es y lo que no es la deslealtad de pareja. Las nuevas generaciones vienen más dipuestas, más tecnificadas, más abiertas y egoístas que nunca lo que probablemente incidirá en la conversión de la infidelidad virtual en una forma más, común y corriente, de socializar, sin que sus consecuencias sean funestas para cualquier relación sentimental que las practiquen.
Esta probabilidad se materializaría en un proceso sumamente lento, pues no hay nada más terco y obstinado que los dogmas y prejuicios sexuales en nuestros círculos culturales...
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