lunes, 13 de agosto de 2007

¿Te consideras apasionado?



Recientemente alguien me preguntó que si me consideraba una persona apasionada -en el sentido sexual-. Me quedé pensando por un momento, como quien no quiere minimizarse pero tampoco desea alardear innecesariamente por pura egolatría. Dubitante respondí: "Bueno...depende de lo que tú quieras decir por apasionado..."


Mientras la otra persona daba su explicación de esa palabra, que desde luego, era la explicación que la mayoría dá, y con la que yo estaba de acuerdo, gané unos minutos para pensar mejor mi respuesta. Así podría plantear algo más creíble sin que pareciera ganas de presumir. Entonces dije: "bueno soy apasionado si encuentro la motivación adecuada"


En definitivo esa respuesta no me complació. Mi interlocutora se dió por satisfecha, pero la pregunta quedó dando vueltas en mi cabeza por varios días. No he vuelto a tocarle el tema a ella, pero he considerado mejor mi punto de vista.


No hay gente "apasionada". Lo que hay son momentos de pasión. Usualmente, esos momentos de pasión se crean porque dos personas tienen una química especial que se da en ese instante. Esa química especial puede ser impulsada por las habilidades de comunicación y empatía que uno de los dos o ambos posean, pero la pasión en las relaciones, es un juego de más de uno, nace en uno, pero requiere de otro para ser plasmada, para ser materializada en el acto sexual.


Decir que una persona es apasionada, o que nos llenó de pasión, es dejar por fuera todo nuestro potencial para crear nuestros propios momentos de pasión erotizante. Nuestra propia energía reproductiva impulsada por el universo creador es la que permite que los cables se conecten con la pareja con la que recorremos el puente del furor carnal.


No hay gente apasionada, sólo hay gente encuentra en un instante una conexión universal con otra persona, y luego ese momento expira. Como todo en esta vida, la pasión es impermanente. Un momento está y otro momento ya no está. Cuando vemos una persona apasionada vemos una imagen del pasado pigmentada en nuestra memoria por un hecho que ocurrió en donde se evocó la pasión en ambos. Pero es una fotografía del pasado, una forma de apegarse a una sensación que ya ha muerto.


La buena noticia es que el Nuevo Apasionado es alguien que sabe surfear en el mar de pasión, y cuando se encuentra con alguien en la parte más alta de la ola, se lanzan al mar y se revuelcan en la espuma de impredecibles y ondeantes movimientos para acabar el éxtasis en una playa de suaves y blancas arenas. Al despertar, aquellas olas danzantes en donde nuestros placeres se cruzaron, se habran disuelto en la costa para nunca volver. Pero mientras haya playa, mientras haya amor, podemos seguir surfeando en el mar de la pasión, y crear armoniosos movimientos con nuestro compañero de surf, en las olas de amor erótico.


¿Quieres aprender a surfear?


Absalom

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