miércoles, 9 de enero de 2008

Swinger: Estabilidad familiar y Lujuria Sexual se unen



El fenómeno swinger como que se ha vuelto muy popular en estos días. A mi parecer cada vez son más las parejas que se apuntan en este estilo de vida, que por cierto, tiene múltiples variaciones y que también son varias las razones por las que se produce. El intercambio de pareja es una práctica que se lubrica, entre otras cosas, por el crecimiento económico de las familias. Donde la independencia material de ambos miembros de la pareja hace que haya mayor tolerancia para arriesgar la estabilidad de la relación con una práctica que va en contra de los cánones culturales de las sociedades más convencionales.

El fenómeno es muy complejo, yo sólo voy a comentar sobre algunas opiniones personales que tengo acerca de él, pero la verdad es que hay mucha tela que cortar sobre el tema. Una de las razones por las que las parejas recurren al intercambio swinger es porque quieren combinar lo mejor de dos mundos: compromiso romántico y estabilidad familiar con variedad sexual. En el mundo tradicional estos dos beneficios son como el agua y el aceite. Si quieres variedad sexual, tienes que ser un Don Juan solitario que nunca tendrá una compañera confidente con quien compartir sentimentalmente. Si eres mujer, pues tendrás que escabullirte entre las sombras de la sociedad para evitar ser catalogada como zorra, puta, percanta, pécora, mujerzuela, no sé cuántos calificativos más le tendrán en iberoamérica. Probablemente una mujer en estas condiciones no resista la soledad, que es un poco más tolerable para ciertos hombres. De esta forma, el intercambio de pareja se pone al centro de la balanza, una pareja que ha logrado establecer un sistema de reglas bajo el cual la variedad sexual se permite, puede saborear la seguridad de contar con una familia estable y al mismo tiempo satisfacer los impulsos sexuales que nos empujan hacia la exitación de un encuentro sexual con alguien nuevo.

Entonces, el fenómeno swinger se vuelve una forma de supervivencia del núcleo familiar. En el mundo tradicional, la infidelidad en sus múltiples sabores tiende a desestabilizar a la familia, y en el peor de los casos a destruirla, debido a la incapacidad de las sociedades de aceptar las facetas más primarias de su sexualidad. Expander la noción de fidelidad hacia un modelo donde ambos conscienten la satisfacción sexual con terceros, es una solución a esta deficiencia social que pretende cercenar el impulso biológico de variedad sexual que caracteriza a la humanidad.

Aún así, el estilo de vida swinger podría catalogarse como una salida sencilla a la problemática de represión sexual. Muchas parejas pueden considerar ese estilo de vida cuando aún no han explotado todo su potencial erótico como cónyugues. Esto sucede porque el organismo prefiere dejarse absorber por la magia de un encuentro sexual con una persona a quien no nos hemos cogido, que tener que hacer un esfuerzo consciente de vivir el presente con su pareja actual y disfrutar de la sexualidad aunque se hayan cogido 10 mil veces. Esto quiere decir que el ser humano tiene una capacidad poco explotada de satisfacerse sexualmente con una misma pareja en el largo plazo, pero la pereza de utilizar ese potencial hace que nos inclinemos más hacia la variedad sexual, que es la opción más fácil biológicamente hablando. Entre tanto que el goce sexual monógamo requiere de facultades que están menos desarrolladas en nuestra psique, pero que apelan a aspectos más evolucionarios de la humanidad.

De todos modos, ambas alternativas, -la variedad sexual vs. el goce pleno monógamo- son totalmente viables y hasta se pueden combinar para un disfrute erótico más integral. Siempre y cuando sea una elección consciente de la pareja.

Otra cuestión que muchas veces se pasa por alto son los tipos sexuales. Es posible que la naturaleza haga a ciertos seres humanos más aptos para la variedad sexual que a otros. Simplemente algunas personas tienen una tendencia intrínseca a explorar más beligerantemente sus energías sexuales, ya sea por razones fisiológicas (mayores niveles de testosterona), sociológicas (culturas "abiertas" al sexo como la brasileña) y psicológicas (personalidad complaciente o erótica). Si una pareja está conformada por dos personas de tipo sexual con tendencia hacia la monogamia, entonces no sentirán el pellizco hormonal que mueve a otras parejas hacia el swingerismo. En cambio, si ambos tórtolos son de un tipo sexual con orientación polígama, será más propensos a buscar intercambio de pareja, esto si los obstáculos sociales y personales se lo permiten.

Lamentablemente muchas veces las parejas se unen cuando ni siquiera son conscientes de su tipo sexual, y esto causa una disparidad que genera conflictos psicosexuales en la relación. Algo importante que hay que aclarar es que una persona que tiene una orientación sexual hacia la variedad no significa que tenga la madurez psicosexual para establecer un vínculo tipo swinger. Pues para esto se requiere trascender los cánones y reglas tradicionales que rigen a una pareja convencional. Por ejemplo, si un hombre con tipo sexual variado quiere tener sexo con múltiples mujeres, pero su madurez sexual le impide renunciar a su ilusión de posesividad sobre su pareja, entonces preferirá serle infiel a escondidas. Pero si su madurez le permite trascender su ego y evolucionar su mecanismo de protección y forma de celar a su pareja, entonces estará en la disposición de compartirla con otro macho o hembra. Por esta razón, las parejas swinger tienden a evitar el contacto con hombres de poca madurez sexual y tipo variado. No sólo porque hay demasiada variedad de este tipo y resulta poco novedoso, sino que también puede irrumpir negativamente en el sistema de reglas swinger, que se caracteriza por un código moral que expande los límites de la infidelidad.

En conclusión, madurez psico-sexual y tipo sexual son dos cosas aparte. Las parejas swinger más consolidadas tienden a tener madurez psico-sexual por encima del promedio y tipo sexual variado. Esto no quiere decir que las parejas monógamas no puedan tener altos índices de madurez psicosexual. Desde luego que lo pueden tener, pero la forma en que ejercen esa madurez es a través de otros mecanismos que dejan por fuera la inclusión de terceros en sus interacciones sexuales.

¿Cuál es tu tipo sexual? ¿Te consideras maduro psico-sexualmente hablando? Escríbeme


Absolom