lunes, 27 de agosto de 2007

La pasión vertical y horizontal


Nivel 300



Hay dos tipos de pasión, la pasión vertical y la horizontal.


Al igual que muchas cosas en esta vida, la pasión es una experiencia que evoluciona con el tiempo. Esta evolución puede tener una naturaleza más física, más carnal, que también tiene su influencia en otros aspectos de nuestra humanidad que van más allá de lo que podemos ver y tocar.

La pasión física, la experiencia meramente sexual, el encuentro íntimo con el otro u otra. La excitación, el climax. Todas estas sensaciones están relacionadas con la pasión horizontal. Esa fuerza corpórea que desde los rincones más ocultos de nuestro ser, lanza señales al cerebro y nos seduce hipnóticamente.

El amor que trasciende lo carnal. El sentimiento de querer a alguien más allá de las interacciones físicas que podamos tener. La certeza de que nuestros afectos hacia este ser amado vivirán más allá que la existencia de nuestros cuerpos en este planeta. Esa emoción que crea un lazo universal que nos hace recordar que la semilla que germinó nuestras vidas cayó del mismo fruto. Que las raíces que forjaron lo que sentimos fueron nutridas por gotas de agua que derramaron las mismas nubes. Esto es la pasión vertical . La fuerza creativa que supera e incluye el impulso meramente animal del que provenimos.

La pasión vertical (Vértigo) y la horizontal (Heroz) no se pueden separar. Ambas se cruzan en un interjuego eterno. Son manifestaciones de una misma energía que encuentra su correlato en diferentes dimensiones de la vida.

La humanidad, en medio de su errante búsqueda de su significado, a veces se deja absorver por Vértigo y se olvida de Heroz. Así mismo, en otras ocasiones, con la bandera de Heroz, reprime a Vértigo y termina involucionando. Heroz y Vértigo no se pueden negar. Son parte de nuestra naturaleza. Sus aparentemente antagónicos impulsos recorren nuestras venas. No son paralelismos de lo malo y lo bueno. Pues sus orígenes se remontan hasta el vacío inmanente de la no dualidad.

La cultura va encontrando formas de evolucionar ambas energías. Se abre paso entre la maleza de creencias cristalizadas, que no son más que impulsos biológicos en pro de la homeostasis. Impulsos que buscan alcanzar una supervivencia ya obsoleta para la capacidad que el ser humano ha desarrollado.

Consciente o inconscientemente, el ser humano puede elegir darle alimento a Vértigo o a Heroz. Haciendo crecer las ambiciones del uno o del otro. Las preferencias excluyentes hacia estas energías traerán indeleblemente consecuencias contradictorias para el ser humano promedio. Sin duda, la elección consciente que mayor crecimiento puede traer, es percatarse que ambas fuerzas provienen de la misma fuente, y que por lo tanto, como seres conscientes podemos desarrollarlas ambas de forma paralela.


Es probable que la interiorización de esta práctica balanceada de nutrir a Heroz y a Vértigo sólo venga después de un largo trayecto lleno de frustraciones y decepciones.


Ese trayecto es la vida.


¿Heroz? ¿Vértigo? ¿O ambos?

lunes, 13 de agosto de 2007

¿Te consideras apasionado?



Recientemente alguien me preguntó que si me consideraba una persona apasionada -en el sentido sexual-. Me quedé pensando por un momento, como quien no quiere minimizarse pero tampoco desea alardear innecesariamente por pura egolatría. Dubitante respondí: "Bueno...depende de lo que tú quieras decir por apasionado..."


Mientras la otra persona daba su explicación de esa palabra, que desde luego, era la explicación que la mayoría dá, y con la que yo estaba de acuerdo, gané unos minutos para pensar mejor mi respuesta. Así podría plantear algo más creíble sin que pareciera ganas de presumir. Entonces dije: "bueno soy apasionado si encuentro la motivación adecuada"


En definitivo esa respuesta no me complació. Mi interlocutora se dió por satisfecha, pero la pregunta quedó dando vueltas en mi cabeza por varios días. No he vuelto a tocarle el tema a ella, pero he considerado mejor mi punto de vista.


No hay gente "apasionada". Lo que hay son momentos de pasión. Usualmente, esos momentos de pasión se crean porque dos personas tienen una química especial que se da en ese instante. Esa química especial puede ser impulsada por las habilidades de comunicación y empatía que uno de los dos o ambos posean, pero la pasión en las relaciones, es un juego de más de uno, nace en uno, pero requiere de otro para ser plasmada, para ser materializada en el acto sexual.


Decir que una persona es apasionada, o que nos llenó de pasión, es dejar por fuera todo nuestro potencial para crear nuestros propios momentos de pasión erotizante. Nuestra propia energía reproductiva impulsada por el universo creador es la que permite que los cables se conecten con la pareja con la que recorremos el puente del furor carnal.


No hay gente apasionada, sólo hay gente encuentra en un instante una conexión universal con otra persona, y luego ese momento expira. Como todo en esta vida, la pasión es impermanente. Un momento está y otro momento ya no está. Cuando vemos una persona apasionada vemos una imagen del pasado pigmentada en nuestra memoria por un hecho que ocurrió en donde se evocó la pasión en ambos. Pero es una fotografía del pasado, una forma de apegarse a una sensación que ya ha muerto.


La buena noticia es que el Nuevo Apasionado es alguien que sabe surfear en el mar de pasión, y cuando se encuentra con alguien en la parte más alta de la ola, se lanzan al mar y se revuelcan en la espuma de impredecibles y ondeantes movimientos para acabar el éxtasis en una playa de suaves y blancas arenas. Al despertar, aquellas olas danzantes en donde nuestros placeres se cruzaron, se habran disuelto en la costa para nunca volver. Pero mientras haya playa, mientras haya amor, podemos seguir surfeando en el mar de la pasión, y crear armoniosos movimientos con nuestro compañero de surf, en las olas de amor erótico.


¿Quieres aprender a surfear?


Absalom